Historia del musical en tres etapas
Hay tres etapas en el cine musical de Hollywood. El punto culminante lo señalan las décadas de producción del fabuloso y discreto Arthur Freed.
La primera época comienza con el cine sonoro, con El cantor de Jazz, que sorprendió al mundo y a la propia industria. Marvin LeRoy acaba siendo el gran nombre de estos años; pone en pie todas las películas inspiradas en Ziegfeld Follies, las melodías de Broadway de cada año, calle 42,.... una época que culmina en Top Hat (su icono es Fred Astaire, quien, excepcionalmente, se mantendría siendo una estrella también en la etapa siguiente). La transición del blanco y negro al color marca el paso a los que se van y a los que llegan.
En El Mago de Oz se hace presente la nueva generación, con Arthur Freed a la cabeza. Esta etapa de Freed (impagable, y no se puede olvidar a Irving Thalberg) culmina en Singing in the Rain, con Gene Kelly como icono (y es un hito Cabin in the Sky, la primera película musical de negros, los verdaderos inspiradores de esta música, y que hizo Vincente Minnelli en blanco y negro).
Esta Edad de Plata de los musicales es inseparable de los grandes compositores de los que serán los estándar del jazz: Cole Porter, Irving Berlin y George Gershwin son los grandes genios, entre muchos brillantes compositores y letristas de una vanguardia aristocrática que alimentó primero los cabarets como el Smalls Paradise (donde Federico descubrió a Josephine Baker), o el Cotton Club (en el que brillaban los grandes intérpretes del “tap dancing”, el claqué, como los fabulosos Nicholas Brothers), hasta los grandes teatros de Broadway, y se hizo mundial en Hollywood, en los grandes estudios.
Gerswing llevaría esta música a otro nivel con la primera ópera fruto de esta música: Porgy & Bess.
La tercera etapa, tras las operetas zarzueleras (dicho con todo respeto) de Lerner y Lowe (Gigi, My Fair Lady), culminan con West Side Story (para lo bueno y lo malo: Jerome Robbins, Leonard Bernstein y Stephen Sondheim, transforman el baile, la música y las letras, respectivamente, para bien y para mal). La Disney trae con La Sirenita (Howard Ashman y Alan Menken) un cierto renacimiento, con los dibujos animados, en los que siempre había habido mucha música.
Algunas de las grandes intérpretes femeninas del musical han sido Ginger Rogers, Lena Horne, Cyd Charisse, Eleanor Powell, Rita Moreno y Judy Garland.
Así que el musical norteamericano tiene, como todo arte, su etapa arcaica, clásica y barroca; el manierismo que conecta las dos ultimas serían los largos números de baile con los que culminaba Gene Kelly películas como Un Americano en París, o insertaba dentro de Cantando bajo la lluvia.