NUESTROS ARTÍCULOS
Aquí podrás encontrar una selección de artículos de los miembros de LABC en otros medios.
La nobleza española y los bailes populares en los siglos XVI y XVII
Los maestros de danzar del Siglo de Oro distinguieron las «danzas», solemnes y aristocráticas, de los «bailes», más libres y plebeyos. Sin embargo, la historia demuestra cómo esta diferencia fue variando con el tiempo, de modo que algunos bailes de baja cuna terminaron siendo prestigiosos. A través de la novela, el teatro y algunos documentos de archivo, trataremos de demostrar cómo las preferencias artísticas de la nobleza y las grandes instituciones fueron fundamentales para el triunfo de los bailes populares en la España barroca.
«Harry Potter» para adultos
«Los jóvenes más sabios de hoy», que diría Stevenson, sí tienen ojos para Harry; también los que nunca olvidamos que fuimos niños. Leídos los siete Potter, cabe hacer balance: algo que no ha logrado J. K. Rowling, de la que fingiremos no haber leído el epílogo, lánguido y espurio, del séptimo volumen; si tienen la suerte de no haber visto aún esas páginas, no lo duden, arránquelas —«¡Accio epílogo!», ya saben—, y fuera (de algo nos habían de servir los seis cursos en Hogwarts, más este año forzoso en prácticas).
Perderse por no perder
Leído Buero Vallejo en Historia de una escalera, queda patente el riesgo de perder la vida queriendo evitar algo que temíamos —aceptar nuestra propia circunstancia, vernos abandonados por alguien—. Acabaremos perdiendo aquello tan querido y la propia vida en el empeño; con el último desengaño, todo lo demás.
Los libros de atrezo
El cine, la televisión, la publicidad inclusive, ilustran la actitud de los hombres hacia los libros; que —sin recurrir a la teoría del conocimiento— empieza en la de aquellos que, sencillamente, no los ven, y acaba con quienes se estremecen de sensualidad intelectual leyendo apologías como esta de Azorín en La voluntad: “Llenan los estantes de oloroso alerce, libros, muchos libros, infinitos libros —libros en amarillo pergamino, libros pardos de jaspeada piel y encerados cantos rojos, enormes infolios de sonadoras hojas, diminutas ediciones de ezelvirianos tipos…”
Sólo Madrid es corte
Ahora que le vuelven a llover obuses, conviene recordar que Madrid es un caso histórico sin igual. Su camino no ha ido desde la vida propia hasta el Estado, no es que la ciudad persuadiese al gobierno para la capital: es que el gobierno mismo hizo la capital y con ella la ciudad.
El Rey, cabeza de la nación
Las declaraciones de Isabel Díaz Ayuso acerca del compromiso en que pondría al Rey la firma de los indultos a los golpistas y malversadores no arrepentidos, en contra del dictamen de jueces y fiscales, han preocupado a personas de buena voluntad, y han hecho que se rasguen las vestiduras otras de las que no cabe esperar mucha fidelidad a España ni a su Majestad. Por eso creo necesario escribir sobre el asunto; para acompañar en la reflexión a unos y oponer argumentos a los otros.
Por un teatro público, libre y plural
La recién constituida Asociación para la Libertad y las Artes Príncipe Baltasar Carlos publica un vídeo que pretende ser una muestra representativa del teatro público en Madrid durante estos últimos años. Algunos verán en los fragmentos de este vídeo un teatro “comprometido”, de “sublime belleza”, con “arriesgadas propuestas”, de “prestigio”…; otros no vemos nada parecido. Lo innegable es que todo este teatro es monocolor: no solo en sentido político, que nos parece lo más superficial, sino en el más hondo, en el estético, así como en los temas, y en la mirada.
Los años del reguetón
Ninguna época baila igual que otra. Los placeres van retratando la vida por su lado más desprevenido, pero el retrato es siempre póstumo. Tarde o temprano el reguetón desaparecerá –muchos lo desean– pero tan pronto como se apague, empezará a desprender ese color de época que tienen todas las músicas muertas.
El “aire español” en la música del Siglo de Oro
Un noviembre de 1610, el futuro duque de Mantua, entonces cardenal Ferdinando Gonzaga, de 23 años, se carteaba con una hermosa cantante napolitana, Adriana Basile. Habían coincidido en Roma, y ahora se echaban de menos: “non havrò più con chi cantare “con el ayre Madre” (…)”, le escribía el joven purpurado. De todas las canciones que se sabía el cardenal, ésta le resultaba inseparable del recuerdo de su dulce amiga. Era una canción española.
Relativismo frente a tolerancia
El miedo a los totalitarismos ha hecho circular la especie de que no existe «la verdad», cuya simple mención sería germen de actitudes intolerantes. Esto es una prueba más de lo mal consejero que es el miedo. La realidad es la contraria. El que tiene afán de verdad –cree que esta existe y puede llegar a ser vista– es sumamente respetuoso con el pensamiento de los otros, porque es un hombre que ha aprendido a precaverse contra el error, siempre a la vuelta de la esquina para él mismo; porque sabe que la verdad, la realidad, es inagotable y conocerla empresa de muchos; porque intuye la verdad que constituye cada persona.
La otra inmersión lingüística
Pronto, si no se pone remedio, casi ningún escolar español pensará la historia, la biología, el arte o la ética en español. Estamos ante el mayor fallo de Gobierno posible: aquel en que los recursos, voluntades, inercias y prestigios comprometidos son tantos que es casi imposible la vuelta atrás.
My fair lady
La obra de Bernard Shaw Pygmalion, en su edición de 1941, contiene una anotación para los técnicos advirtiéndoles que, tal y como está escrita, necesitaría un escenario provisto de “maquinaria extraordinariamente elaborada” o el cine. Pygmalion se instala en la frontera entre “lo cinematográfico y lo dramático”, usando una expresión de Unamuno donde por “dramático” se entiende estrictamente lo teatral. Por habitar confortablemente dicha frontera, la obra de Shaw admitió con tanta naturalidad su conversión en un musical, que es la expresión misma del teatro-espectáculo, un género híbrido entre lo cinematográfico y lo dramático; de tal condición deriva buena parte de su encanto.
La libertad de los padres y de los hijos
¿Por qué la sola mención del concebido aún no nacido se recibe con rechinar de dientes? ¿Qué tiene una generación de chicos que vive con miedo, muerde y colapsa los “centros de internamiento” para menores que agreden a sus padres? ¿Nadie nota que han dejado de escuchar porque no entienden las palabras ni el por qué?
Se venden palabras
Como sobran palabras, se echa de menos la palabra. No es igual escribir "el tren, ese símbolo del romanticismo perdido, con su humo, ese alma evanescente del viajero, corre por la vía, esa férrea carretera cincelada en la memoria...", rellenando así toda una novela -de las que abundan, tan sobradas de palabras-, a evocar "el silbato lejano de un tren y la nube de humo negro que se desgarra entre los verdes árboles" (Azorín). O como en los ámbitos universitarios, en los que se titularía un libro Ensayo acerca de las nuevas tendencias pictóricas, dramáticas y musicales: (no olviden nunca los dos puntos) una perspectiva filosófica, en lugar de La deshumanización del arte (Ortega).
¿Hay que suprimir las autonomías?
A pesar del concepto que circula en las facultades de Derecho de que España es un “Estado compuesto”, radicalmente falso, fruto de la escasa formación filosófica y lingüística de nuestros juristas en las últimas décadas, España es una única nación que se remonta a muchos siglos atrás. Si la comparamos con el resto de naciones, es casi imposible encontrar otra con mayor unidad lingüística, política, territorial, institucional y (para sorpresa de muchos) menos violenta, con menos rupturas de la convivencia, y menos individualista.
Cruzada o reconquista
Las cosas, antes que buenas o malas, son. Urge preguntarse qué es cada realidad nueva o disfrazada que se nos presenta, qué es de verdad. Ese partido llamado VOX no es fascista, ni nazi, ni falangista, ni siquiera franquista; quienes lo afirman dejan entrever que ni conocen lo muy diferentes que son estos términos entre ellos, ni les acaban de importar el rigor terminológico ni su amiga, la verdad. Decir que son populistas no es decir gran cosa. Por un lado, ese “populismo” es la neolengua para “demagogia”: decirle a la gente lo que quiere oír para llevarla adonde no querría ir si de verdad pensara.
¿Latinoamérica o Hispanoamérica?
El término “Latinoamérica” lo acuñó un esbirro de Napoleón III, a modo de arma propagandística para devaluar la influencia española. Don Juan Valera, en sus Cartas Americanas, defendía, ya en 1888, la denominación “hispano-americanos” frente a “latino-americanos”.
La Otra Cruzada
Se empezó por la guerra civil: películas, novelas, documentales, declaraciones institucionales (con la historia se atrevían menos), que pretendían reinventar aquella “gloriosa lucha perdida”; el nuevo objetivo es ensalzar la desastrosa Segunda República, retomándola sin solución de continuidad: “ganaremos lo que nuestros mayores perdieron”; sin querer ver que perdieron todos; la Transición, la monarquía, veladas por el silencio con una sonrisilla satisfecha; todo fue un paréntesis. Mientras, exhuman la guerra civil, otra vez en olor de Cruzada.
¿Han perdido la memoria en el Museo del Prado?
Alguien llevaba décadas intentando colar el término “memoria” en la historia oficial del Museo del Prado: el profesor Javier Portús, quien en 1998, durante las conmemoraciones del centenario de Felipe II, mostraba sus compungidas reservas, no fuera a ser que al público general le quedara sensación de “apología” del Rey Prudente, y hoy es responsable de la exposición que conmemora los doscientos años del museo.